Cada vez es mas alarmante observar la edad en que los menores se inician en el alcohol. Parece que nadie se detiene a explicarles el daño, a todas luces, irreversible, que dícha práctica les acarreará.
Me quedo asombrado cuando en un dia cualquiera de la semana recorriendo la ciudad, veo tantos hombres inclinados en los mostradores de los numerosos bares apurando una cerveza tras otra. ¿Es ése el futuro que les espera a nuestros adolescentes y jóvenes?
Según un estudio de la fundación Alcohol y Sociedad en 51 centros educativos, el resultado demuestra que entre los 13 y los 16 años, los adolescentes pueden llegar a consumir al mes una media al equivalente de 17 cervezas. Tambien nos informa de que en los municipios de menos de 50.000 habitantes se bebe más al no tener muchas alternativas de ocio.
El anterior estudio pertenece a Málaga (España). La fundación citada en conjunto con el Área de Juventud, desarrolla entre alumnos de 12 y 18 años un programa de charlas informativas para retrasar la edad de inicio en el consumo y reducir la cantidad y el número de adolescentes que ya beben.. En el último año han impartido 944 charlas y esperar llegar el próximo curso al 100% de los centros. Esto es ya una muy buena iniciativa. Todos podemos colaborar en esta concientización ciudadana que proyecte valores en el carácter de estos futuros jóvenes. Tal vez, y por sobretodo, séa tiempo de recuperar los valores, hoy tan arcaicos -y que sin embargo- siguen siendo el sostén de la familia como núcleo esencial que contenga a nuestros adolescentes.
Por otra parte, identificar a los bares que promueven el consumo responsable de alcohol es otro de los programas que Juventud pondrá en marcha – dice el informe- con la federación Española de Bebidas Espirituosas. El objetivo no es otro que ofrecer a sus dueños y camareros habilidades para tratar con un adolescente ebrio intentando evitar situaciones de violencia. Desde saber como actuar para no servirle mas copas hasta sugerirle que tome otra bebida. O aún solicitarle su DNI. Repito que todo esto es un esfuerzo loable. Pero…¿no sería mejor educar?
Vivimos en una sociedad que presume de atea y hedonista. Hoy se confunden muchos términos. Se habla de libertad, cuando solo se vive un “libertinaje” absurdo, que no conlleva responsabilidad alguna en el individuo. La verdadera libertad, respeta al prójimo. Y por sobre todo se respeta a sí mismo. Nos hace falta enseñar otra vez los valores cristianos. Valores que dignifican a la persona. Y esto comienza desde la niñez.