formado para atender sobre todo población especializada, urbana y de clase media, con un apoyo en un abordaje individual o unipersonal y similar al de intervención del clínico, para arribar a una visión más contextualizada, ecológica y sistemática.
Tradicionalmente la labor del profesional de la Psicología de la Educación, en lo que toca a la comprensión de la problemática y la atención de las necesidades educativas de estos grupos, ha sido limitada. Por ello se vislumbra la necesidad de que el psicólogo educativo desarrolle las competencias profesionales que le permitan generar entornos de aprendizaje facilitadores o significativos en contextos múltiples, no sólo escolares y urbanos. Hemos mencionado la necesidad de descentrar el trabajo del psicólogo educativo, que tradicionalmente lo ha ubicado en la educación escolarizada e infantil, para acercarlo a otros contextos, entre éstos nos referimos a la educación continua y a distancia, en previsión de la gran expansión que está experimentará en los próximos años.
El psicólogo educativo requiere intervenir con una visión renovada en los graves problemas y desigualdades educativas que prevalecen en México y que se expresan en el bajo aprovechamiento académico, la reprobación, el rezago, la deserción, las deficiencias en la profesionalización de los docentes, entre otras. Por lo anterior, se requiere impulsar que la formación de los futuros psicólogos comprenda un conocimiento profundo de la dinámica y necesidades del sistema educativo, de las políticas educativas locales y globales, por lo que será necesario que además de permitir la consolidación del conocimiento proveniente de la disciplina psicológica de avanzada, se integran elementos de carácter intra e interdisciplinar.
A manera de cierre: La importancia de un modelo de formación en la práctica en escenarios reales
La tesis central que hemos defendido en este trabajo es que frente a las nuevas realidades y sociales que experimenta la sociedad mexicana y frente a nuevos desarrollos conceptuales del campo de la Psicología de la Educación, se imponte un cambio en la formación de los psicólogos educativos en el país. Como hemos visto, existe la necesidad de superar el reduccionismo psicológico y el individualismo metodológico, para arribar a visiones más socioculturales y sitémico-ecológicas que permitan expandir la actuación del psicólogo más allá de los confines de la educación escolarizada y de las tareas tradicionales de diagnóstico psicopedagógico. Es importante que a las personas se les permita la auto dirección y que durante la formación trabajen en equipo sobre tareas reales, de la vida cotidiana y pueden utilizar el potencial de las tecnologías más avanzadas. El paradigma actual de la enseñanza y formación profesional se basa en la estandarización y sólo con cambiar los contenidos de lo que enseñamos no apoyamos a los estudiantes en los procesos de aprendizaje complejo. La formación en la práctica permite el desarrollo de habilidades profesionales y la construcción de estrategias personales y metodológicas para el trabajo en equipo, la interacción con profesionales de otros campos de conocimiento, la adquisición de actitudes de servicio y compromiso social, así como el modelado y vivencia de la ética profesional.
Como una toma de postura, concluimos que la formación en la práctica requiere ser el foco de la formación del psicólogo educativo, desde una perspectiva de educación facultadora y enseñanza situada, enfatizando la adquisición de competencias sociofuncionales para la vida y el ejercicio de la profesión, orientando dicha formación en las dimensiones de crecimiento personal, de habilidades de relación interpersonal y de conocimientos disciplinares para la investigación.
Es el primero de 10 videos de una conferencia sobre educación familiar cuyo tema fue: «NUESTRA HERENCIA, LOS VALORES Y LAS VIRTUDES», dada en Monterrey, NL el año 2008.