Conductas Agresivas En La Infancia: Generalidades Para Su Tratamiento
Al diagnosticar una conducta agresiva para iniciar con un tratamiento, la entrevista con los padres resulta, en algunos casos, poco esclarecedora debido a que la información que aportan no es expresada en términos objetivos, sino mas bien interpretativamente (haciendo atribuciones causales a la conducta del niño). Otra posibilidad es que se justifiquen o minimicen conductas agresivas propias (de los padres) incluyendo los castigos aplicados. Puede ocurrir también que haya una clara discrepancia entre la percepción del padre y de la madre con respecto al comportamiento del hijo. Hay que considerar también que el etiquetamiento que hacen los padres sobre el niño puede llegar a sesgar la evaluación psicológica.
Realizada la evaluación clínica se deben tomar las decisiones sobre las estrategias de tratamiento a utilizar. Entre las más usuales para estos casos están las interconsultas (con terapistas ocupacionales, por ejemplo), la indicación de farmacoterapia (en casos muy críticos), terapia familiar, entrenamiento conductual a los padres e instrucciones a los docentes.
La utilización de farmacoterapia junto con el abordaje psicológico ha demostrado ser beneficiosa cuando las conductas agresivas son de peligro para el niño o hacia el entorno que lo rodea. Sin embargo, la medicación se debe utilizar como último recurso y de forma temporal, hasta que se alcance un control adecuado y el problema se haya minimizado.
En terapia con el niño el objetivo principal será el de modificar su conducta agresiva por medio del aprendizaje de nuevos repertorios que sean incompatibles con la agresión, como por ejemplo conductas de ayuda a otros, habilidades de comunicación, autocontrol y expresión de sentimientos. El entrenamiento en solución de problemas es también útil para que el niño aprenda nuevas formas de resolver adecuadamente situaciones generadoras de tensión y, posiblemente, desencadenadoras de agresión.
Con los padres se deberán establecer pautas claras de convivencia y disciplina, además de mecanismos que refuercen los avances del menor. En este punto es de vital importancia establecer un fuerte compromiso por parte de los padres para la continuidad en el proceso terapéutico.
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Psicóloga de Bogotá – Colombia, con formación complementaria en Terapia Cognitiva – Conductual dirigida por el psicólogo, escritor y columnista argentino Walter Riso. Experta en metodologías de diagnóstico, evaluación y desarrollo del capital humano en organizaciones con énfasis en gestión por competencias. Consultora internacional. Líder de proyectos y gestora de procesos de coaching con importantes organizaciones públicas y privadas de todos los sectores económicos del país y de Latinoamérica. Auditor de Calidad ISO 9001:2008.
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