inflamación neurogénica, una respuesta inflamatoria localizada, discreta, que no estimula una respuesta inmune ni se detecta en los análisis, parece que tiene un papel en la comezón y el sarpullido que se ven en estos pacientes. Son frecuentes las reacciones parecidas a las alergias a toda una gama de sustancias (p. ej., medicamentos, productos químicos, aditivos de los alimentos, contaminantes, etc.), y los pacientes tal vez experimenten una forma de rinitis no alérgica caracterizada por la constipación o excreciones de la nariz y dolor en los senos nasales, pero sin las reacciones inmunológicas que se dan en las condiciones alérgicas. Los médicos Daniel Clauw, M.D., y James Baraniuk, M.D., del Georgetown University Medical Center están llevando a cabo estudios sobre los síntomas que se notan en la nariz y las vías aéreas, así como sobre el dolor y la fatiga en pacientes del SFM, y también sobre el síndrome de la fatiga crónica y el del colon irritable, jaquecas y la cistitis intersticial.
4. Diagnóstico
Dado que no existen pruebas analíticas o de imagen que sean específicas de este proceso, el diagnóstico se establece si el paciente cumple unos requisitos determinados por la Academia Americana de Reumatología.
Estos requisitos incluyen: presencia de dolor músculo-esquelético extenso y la objetivación de dolor a la presión en al menos 11 de 18 puntos hipersensibles, predeterminados en estructuras musculotendinosas.
Puntos hipersensibles (“Tender points») utilizados en el diagnóstico)
1 y 2. Occipucio: Inserción del músculo suboccipital.
3 y 4.- Cervical inferior: Cara anterior de los espacios intertransversos de C5 y C7.
5 y 6.- Trapecio: Punto intermedio del borde superior.
7 y 8.- Supraespinoso: Por encima del borde medial de la espina escapular.
9 y 10.- Segunda costilla: Unión costocondral.
11 y 12.- Codo: A 2 cm distalmente de los epicóndilos laterales.
13 y 14.- Trocanter mayor: Posterior a la prominencia ósea.
15 y 16.- Glúteo: Cuadrantes superior externos de las nalgas.
17 y 18.- Rodilla: Bola adiposa interna proximal a la línea de la articulación.
La pregunta aquí es ¿por qué esos puntos y no otros? ¿Qué tienen en común esas localizaciones?
Los abordajes tradicionales de la fibromialgia no han podido dar respuesta a esta pregunta y esto se debe a que se ha considerado el músculo como “órgano diana” de la enfermedad, pero sin tener en cuenta el papel de la fascia asociada al músculo.
La medicina tradicional atribuye únicamente al músculo la función contráctil, la observación de la clínica fibromiálgica; disminución de la fuerza y la resistencia, trastornos en la relajación muscular… conduce necesariamente a una disfunción muscular. No obstante, esto plantea un problema, puesto que no hay hallazgos específicos en el músculo que justifiquen su disfunción. De hecho, las biopsias musculares no revelan alteraciones distintas de las que se pueden encontrar en otras personas sedentarias y con falta de entrenamiento muscular y sin embargo estas personas no manifiestan el resto de clínica fibromiálgica. Este enfoque tradicional tiene como consecuencia que la fibromialgia sea considerada hoy en día una enfermedad “difusa”, multisistémica y de mecanismos fisiopatológicos oscuros, de forma que su tratamiento actual es sintomático e inespecífico.
En recientes estudios, se ha aplicado el denominado modelo fascial a la fibromialgia, que permite justificar el porqué de esta distribución tan característica de los puntos hipersensibles.
En el modelo fascial que se propone, la disfunción miofascial es el elemento que desencadena el dolor inicial, el cual, por mecanismos de sensibilización central mantiene un estado de alteración en la percepción del dolor y ésta, a su vez, es la responsable de la aparición de otros signos.
Así, el atrapamiento fascial superficial podría ser el responsable de la aparición de los “tender points” característicos de la fibromialgia que no serían sino áreas de atrapamiento fascial superficial. El modelo fascial de la fibromialgia permite relacionar los factores etiológicos y la clínica de los pacientes, así como dar justificación al conjunto de signos y síntomas.
En lo que se refiere a las pruebas de diagnóstico, debido a que las quejas sobre la fibromialgia son tan generales y a menudo recuerdan otros trastornos médicos, muchas personas se someten a evaluaciones complicadas y a menudo repetitivas, antes de ser diagnosticadas con fibromialgia. Es importante visitar a un médico o reumatólogo que sepa cómo diagnosticar y tratar esta dolencia.
Hoy en día, no existe una prueba única de laboratorio ni rayos X que pueda ayudar a un médico a diagnosticar la fibromialgia. Por lo que ya que los análisis de laboratorio y radiológicos son frecuentemente normales en los pacientes con FM, es imprescindible que un médico recabe un historial completo y lleve a cabo un examen físico para un diagnóstico correcto. Los síntomas de la fibromialgia se asemejan a los de otras enfermedades y es necesario descartar éstas antes de hacer un diagnóstico definitivo.
Otras condiciones que se asemejan a la FM incluyen: lupus sistémico, polimialgia reumática, miositis, polimiositis, daño neurológico ocasionado por la diabetes, enfermedades de la tiroides, tendinitis, bursitis, síndrome de fatiga crónica y otros.
De cualquier forma, un diagnóstico de FM no excluye la posibilidad de que esté presente otra patología.
Se está investigando de forma exhaustiva en todo el mundo para encontrar pruebas que confirmen el diagnóstico. Ya hay algunos resultados prometedores con algunos tests, pero por el momento ninguno es de aplicación clínica a corto plazo.
5. Descripción de la enfermedad Modelo Biopsicosocial
Se produce un cambio de un modelo biomédico de la salud a un modelo biopsicosocial, partiendo de la consideración de que sobre la salud inciden múltiples determinantes que interaccionan entre sí; entre éstos, los factores psicológicos y sociales, cuyo valor etiológico es bien conocido y se origina de esta manera la necesidad de incorporar otros conocimientos distintos a los biomédicos para el entendimiento de la salud.
Al reconocer la etiología multifactorial de la concepción de la salud, se parte de la necesidad de una colaboración intersectorial e interdisciplinar para resolver los problemas de salud. La salud no va a depender solo de lo que tenemos o no, en el sentido de sustrato biológico, sino también y principalmente de cómo interpretamos y sentimos las distintas demandas que nos plantea la vida y cómo respondemos a las mismas, lo que supone que podemos jugar un papel activo y responsable en el control de los factores que afectan a nuestra salud.
La fibromialgia, como otras enfermedades crónicas, se ve influenciada por factores biológicos, psicológicos y sociológicos. Están implícitas el cambio de actitudes, cambio en las relaciones sociales y en la forma de vida, ansiedad, depresión, etc. que obligan a que el paciente se vea obligado a enfrentarse a los distintos trastornos y hábitos relacionados.
Existen evidencias que apoyan la presencia de un componente psicológico en la FM, a pesar de que esta apreciación es rechazada por los afectados, que consideran que el malestar psíquico es secundario a sus dolencias físicas. Las características psicológicas y de conducta de los pacientes pueden influir en la impresión global, de forma que aumente el riesgo de errores diagnósticos.
Los pacientes con dolor crónico presentan alteraciones del funcionamiento psicosocial relacionados con el abuso de fármacos, funcionamiento físico bajo, dependencia de la psicoterapia pasiva, aumento del desamparo y desesperanza, elevada resistencia al tratamiento, conflicto emocional con personas del entorno, abandono de actividades psicosociales y cambios emocionales y afectivos negativos.
Aspectos Psicológicos
La alta incidencia de síntomas psiquiátricos, especialmente afectivos, y la posible utilidad de los antidepresivos en su manejo terapéutico, hace considerar en estos pacientes un papel relevante, ya sea primario o secundario a los factores psicopatológicos.
En muchos de los estudios realizados, se han encontrado evidencias de alteraciones psicológicas en dichos pacientes.
Aplicando el MMPI (Minnesota Multiphasic Personality Inventory) y otras escalas similares, se ha observado que el perfil psicológico de estos pacientes presenta una puntuación elevada en depresión, hipocondriasis e histeria.
Los pacientes fibromiálgicos se han descrito como exigentes, cuidadosos, ordenados, honestos, responsables, morales y meticulosos.
Según los autores, estos pacientes pueden aparecer con una personalidad con mayor vulnerabilidad psicológica (mayores eventos traumáticos infantiles, pesimismo, desesperanza, dependencia, pasividad, negación de problemas y atribución de la disfunción psicosocial a los problemas físicos). El nivel de creencias pesimistas en estos pacientes va a jugar un papel importante en el dolor.
Identificar a los pacientes con depresión es importante, no sólo porque la depresión es una patología tratable, sino