también porque puede tener efectos nocivos en la capacidad del paciente para hacer frente a los síntomas de la FM.
Es por ello, de extrema importancia, la intervención de la psicoterapia en el procesamiento de las emociones.
Aspectos Sociales y Económicos
A nivel social, es una enfermedad rotundamente no conocida. Y, aún, peor entendida, ya que suele solaparse con alteraciones de tipo nervioso, de ansiedad o depresión, con las que puede coexistir y esto transmite a la sociedad y a la familia un mensaje de banalidad, pues en muchos ámbitos es percibida como “cosa, sobre todo de mujeres”.
Como en todas las enfermedades, en la Fibromialgia se puede presentar un cuadro clínico que variará en lo referente a su severidad.
En general, a nivel social, estos pacientes van a sufrir consecuencias como:
Falta de aceptación de la enfermedad en el contexto social del enfermo. El entorno social del afectado padecerá las consecuencias de tener una persona cercana deprimida, desmotivada, sin expectativas, etc. por lo que progresivamente se puede producir un aislamiento social del enfermo.
Elevados costes económicos para la comunidad: Gasto sanitario directo en visitas, exploraciones cada vez más sofisticadas, consumo de fármacos, etc.
Gastos por pruebas repetitivas por la insuficiencia de instrumentos fiables de evaluación, que pueda determinar con exactitud la presencia de la enfermedad y el grado de severidad
Discapacidad y la limitación o imposibilidad para desarrollar un trabajo específico
Gasto social: pérdida de horas laborales, costes de pensiones de invalidez, aumento de prejubilaciones, etc.
6. Tratamiento de la Fibromialgia
Teniendo en cuenta las características de la Fibromialgia, los abordajes terapéuticos integrales y multimodales constituyen la opción más válida en el manejo de la fibromialgia.
El hecho de que el tratamiento farmacológico no sea plenamente eficaz implica una elevada utilización, por parte de estos pacientes, de otro tipo de estrategias alternativas como: psicoterapia, fisioterapia, quiromasajes, acupuntura y ejercicio aeróbico.
Una de las modalidades más efectivas será la combinación de fármacos (sobre todo la combinación fluoxetina-amitriptilina), con tratamientos alternativos: conferencias, terapia conductual, técnicas para reducir el estrés, ejercicios aeróbicos y sesiones de apoyo para familiares, visitando de forma regular e individual al paciente, con una duración de 3 semanas a 6 meses. Existen estudios que confirman la eficacia de la terapia cognitivo-conductual, ya que enseña a reconocer y rehacer los pensamientos disfuncionales como los pesimistas e integrar mecanismos de afrontamiento eficaces en la vida diaria (en cuanto al dolor y el control de la enfermedad).
Con respecto al Tratamiento Farmacológico, hay un grupo de medicamentos, que actúan entre otros mecanismos de acción, aumentando los niveles de serotonina, y que mejoran los síntomas en un buen número de enfermos. Hasta el momento, se han empleado con cierto éxito la amitriptilina y la ciclobenzaparina. El primero de ellos, empleado a dosis más altas para tratar la depresión, tiene como principal función abordar el déficit de serotonina presente en la fibromialgia, al mismo tiempo que reduce el dolor y ayuda a conciliar el sueño.
La ciclobenzaparina es un relajante muscular indicado para los espasmos y dolores musculares propios de la enfermedad. El paracetamol y los antiinflamatorios no esteroides (AINES) son otro grupo de fármacos empleados con asiduidad en el tratamiento del dolor asociado a la fibromialgia. No obstante, en el caso de los aines, los expertos recomiendan precaución, ya que su uso prolongado puede provocar la aparición de efectos adversos gastrointestinales. A estos se han sumado, los nuevos inhibidores de la Cox-2, un grupo de medicamentos que presentan igual efecto analgésico que los aines convencionales pero que ofrecen un mejor perfil de seguridad gastrointestinal.
En aquellos pacientes que presentan depresión asociada a la enfermedad se utilizan inhibidores selectivos de la recaptación de la serotonina (ISRS,s), como fluoxetina, sertralina o paroxetina. Algunos de estos medicamentos producen efectos secundarios como nerviosismo o insomnio y, por ello, son asociados en ocasiones a antidepresivos tricíclicos.
También se emplean en el tratamiento de la fibromialgia las benzodiazepinas, asociadas a bajas dosis de ibuprofeno. No obstante, el tratamiento con estos fármacos presenta riesgos de dependencia, lo que requiere un riguroso control del paciente. Otra alternativa es el tetrazepam, un derivado benzodiazepínico de acción miorrelajante específica, aunque los especialistas advierten de que debe emplearse en períodos cortos. Por último, para tratar los espasmos de brazos y/o piernas resulta útil el clonacepam de 0,5 a 1 mg por la noche, indicado particularmente en la fibromialgia secundaria al síndrome de Sjögren con mioclonus nocturno.
Sin embargo, muchas personas se quejan de que la medicina no logra curar sus enfermedades, principalmente en casos de enfermos crónicos. Esto se debe a que muchas veces se deja de lado una parte muy importante de la enfermedad: los aspectos psicológicos, emocionales y sociales que están influyendo tanto en la etiología de la enfermedad como en su mantenimiento a lo largo del tiempo.
Los objetivos a conseguir en el Tratamiento Psicológico de estos pacientes serán:
§ Preparación psicológica del paciente
§ Manejo psicoterapéutico del dolor y el estrés
§ Disminución de los estados emocionales negativos que acompañan a las enfermedades crónicas, como la ansiedad, la depresión, la ira, la hostilidad, etc.
§ Manejo efectivo de las variables de apoyo psicosocial
§ Desarrollo de autoeficacia, autoestima y asertividad, y en un sinnúmero de variables psicológicas que se ven afectadas en la situación de enfermedad y que retroalimentan negativamente el estado de salud del paciente
La intervención psicológica en el comportamiento del paciente con una enfermedad crónica, a nivel cognitivo, emocional, conductual, y social, contribuye para un mejor afrontamiento de la enfermedad por parte del paciente, permitiendo una readaptación rápida, con la finalidad de comenzar una nueva faceta de vida igualmente satisfactoria, con la máxima calidad de vida que el curso de la enfermedad lo permita.
Una de las esferas que se ven afectadas es la Alimentación, que se puede ver alterada de forma importante, pudiendo incluso romperse el equilibrio biológico del organismo.
Existen alimentos que pueden ayudar a superar un estado depresivo, pero más difícil resulta encontrar nutrientes que intervengan en el proceso y desarrollo del dolor.
Pese a las dificultades halladas, la base de una alimentación adecuada es muy importante en el padecimiento de una enfermedad crónica.
No existe el alimento milagroso capaz de curar la Fibromialgia, como tampoco existe el fármaco prodigioso que pueda lograrlo. Para que el cuerpo sea capaz de mantener su homeostasis, su equilibrio, es preciso aportarle de forma regular una serie de nutrientes a partir de los alimentos. Por lo tanto, va a ser a partir de la combinación y proporción adecuada de los diferentes grupos de alimentos, de donde vamos a obtener aquello que el organismo precisa. Equilibrar la alimentación desde un punto de vista global, sabiendo que no sólo en la composición de los alimentos está su poder sino también en la textura, olor, color, sabor, temperatura… y suplementar con aquellos nutrientes que hemos visto más afectados en el proceso físico-emocional, serían la propuesta de alimentación en alguien ansioso, deprimido, o básicamente dolorido…, dentro de un marco de escucha de la persona, no del paciente.
Cualquier persona que desee mejorar su salud debe preocuparse, en primer lugar, por cuidar lo que come. Hoy en día nadie duda de la relación causa/efecto entre alimentación y cáncer o alimentación y salud cardiovascular. Es preciso tener en cuenta que los enfermos de Fibromialgia, y debido a las peculiaridades de su dolencia, pueden llegar a descuidar su alimentación. El tratamiento prescrito, el tener que soportar minuto a minuto la sensación de dolor y los problemas emocionales asociados son las causas de la pérdida de apetito. A ello se unen el insomnio, el cansancio y la depresión, que no hacen sino dificultar aún más el autocuidado.
Recomendaciones sobre los alimentos
§ Utilizar, siempre que sea posible, alimentos frescos. Evitar las comidas preparadas y los platos precocinados.
§ No consumir demasiados alimentos de origen animal, porque pudieran incrementar la posibilidad de manifestar una respuesta inflamatoria.
§ Tomar las verduras cocidas o hervidas. Aunque crudas tienen